domingo, 10 de abril de 2016


BROOKLYN

La madre de Eilis y su relación con Irlanda.

                        Vamos a analizar algunas escenas, para comprender mejor cómo es la relación de Eilis con su madre y qué papel juega en el conflicto emocional de Eilis. Al principio de la novela, podemos ver como cuando Nancy va a buscar a Eilis esta dice “no digas nada hasta que no estemos a una milla de aquí” para que la madre no pudiera escuchar nada. La madre escuchaba y espiaba pero no preguntaba, es más a menudo decía a Eilis que estuviera en silencio. Entre las dos no hay un verdadero diálogo, no hablan de sus problemas, pero a pesar de esto Eilis está fuertemente unida a ella. La madre es una mujer fría, fiel a las tradiciones y a la religión ortodoxa. De hecho, pedirán ayuda al cura Flood para que busque un trabajo a Eilis en Brooklyn.
            Una de las escenas más impactantes es la despedida en el barco. Un gran número de jóvenes irlandeses se dispone a marchar hacia América, como sabemos en aquel momento el país era azotado por una fuerte crisis económica que obligó a emigrar a miles de irlandeses. Bien, pues en ese momento en el que Eilis no sabe si volverá a ver a su familia, la madre se da la vuelta y se marcha cogiendo a Rose del brazo y obligándola a marcharse. Esto nos demuestra o bien la frialdad de la mujer o bien que no quería mostrar sus sentimientos en público.  Eilis parece sentirse en competición con su hermana Rose, pero es esta la que de alguna manera le ayuda, aconseja y acompaña a través de sus cartas. Cuando Eilis recibe la primera, una gran nostalgia la inunda y su “homesick” se acentúa. Es curioso como en las cartas, la madre no escribiera o dijera nada, sino que era la hermana la que hacía alguna referencia a esta. Cuando Eilis tiene novio pide por favor que no se lo diga a su madre, sabe que esta no lo aprobaría.  Más tarde, con la muerte de su hermana Rose, recibe la llamada de su madre donde esta lo único que hace es reprocharla que se fue “cuando tu padre murió me consolé pensando que os tenía a vosotras, cuando te fuiste me consolé pensado que tenía a Rose, pero ahora estoy sola”. Cuando Eilis llega a casa, entra en un bucle sin salida, parece que una serie de eventos le lleven a pensar que es mejor no regresar a Estados unidos. La madre la invita a salir con los amigos, donde hay un buen partido irlandés, la obliga a sustituir a su hermana en la fábrica,…  Es decir,  Eilis se encuentra atrapada entre el deber moral de quedarse con su madre viuda y cuidarla, trabajar en el trabajo de contable que había dejado libre su hermana, casarse con el joven rico y de buena familia y paralelamente con empezar una nueva vida en Brooklyn con Tony, buscar un trabajo mejor, reinventarse para encajar en ese nuevo lugar… hasta que de golpe se despierta y vuelve a la realidad. Alguien del pueblo sabe que está casada con un chico italiano. Eilis toma de nuevo las riendas de su vida y confiesa todo a su madre. La madre responde diciendo “te saludo ahora, me voy a la cama” se va con las lagrimas en los ojos y en estado de shock, pero Eilis ya ha tomado su decisión.
            Para Eilis, su madre representa Irlanda, es a quien necesita cuando llega por primera vez a EE.UU, es quien le ha dado los valores: generosidad, respeto, trabajo e iglesia. Sigue en contacto con ella y su hermana a través de las cartas. Sin embargo, poco a poco Eilis se aleja de estos ideales, el primer paso lo da con su novio Tony con quien se casa por lo civil y a escondidas, algo que su madre nunca aprobaría. Cuando vuelve a casa, al principio muestra una cierta resistencia a volver a ser “la vieja Eilis”, además  no puede decir a nadie que se ha casado a escondidas. Su madre la empuja a dejarse envolver por los acontecimientos, quiere que su hija se quede y la decisión no es fácil pero al final y por primera vez Eilis decide su destino.
            El autor ha querido reflejar en Eilis ese cúmulo de emociones que te invaden cuando abandonas tu hogar y al mismo representar la emigración que se produjo en Irlanda durante los años 50. Inicialmente la nostalgia y las ganas de volver a casa son tu único pensamiento, poco a poco, gracias a un amigo empiezas a integrarte en tu nueva vida, después no sabes cuál es tu hogar si el nuevo que estas creando o el de toda la vida, donde tienes tu familia, tus amigos, … Algo sucede o quizás nada y vuelves a casa. Y piensas que quizás podrías quedarte. Pero todo ha cambiado, tu familia se comporta de manera diferente, también tus amigos, hasta hablan diferente ... ¿es este mi hogar? Ya no me reconozco, debía pensar Eilis. Hay cosas del lugar donde creciste que nada ni nadie podrán sustituir. Pero dónde pasar el resto de tu vida, es algo que tienes que decidir tú.

2 comentarios:

  1. ¿En qué medida crees que el país, Irlanda, se ve identificado metafóricamente con la figura materna?

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  2. Las cartas que Eilis recibe de su madre y hermana Rose, así como la presencia o intervención del padre Flood contribuyen a aliviar la ausencia respecto a su madre y a la madre patria, Irlanda. Tambien es cierto que la llegada de las primeras cartas hacen que la joven se deprima, pero se le pasa con el tiempo.

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