CUENTO DE ALICE MUNRO
Las niñas se quedan
He elegido el cuento de “Las niñas se quedan”. Desde el principio la historia me ha intrigado, quizás porque la imagen inicial es la de cualquiera de nosotros, de nuestra familia ¿quién no ha pasado unas vacaciones en familia de las que guarda un recuerdo especial? También me ha suscitado curiosidad el lugar que describe y su familia y la manera en que describe todas estas cosas.
El relato nos habla de la vida de Pauline, una joven madre de 26 años casada con Brian y con el cual tiene dos hijas Mara y Caitlin. Pauline está pasando unas vacaciones con su familia en la costa este de la isla de Vancouver, junto a sus suegros. Su vida transcurre entre los quehaceres domésticos y la monotonía del hogar. Hasta que un día, un joven durante una barbacoa, le propone participar a una obra de teatro “Eurídice”. Ella será la protagonista. Los ensayos se realizan el domingo por la tarde y todo continua así durante un tiempo. Hasta que entre Pauline y Jeffrey empieza una historia de amor-sexo. Para Pauline, Jeffrey es una vía de escape frente a la monotonía cotidiana. Y es durante estas vacaciones en Vancouver que Pauline decide dejar a su familia e irse con Jeffrey. Finalmente, se produce un análisis entre los pros y contras de volver a casa e intentarlo de nuevo o romper con su vida para siempre La historia que nos cuenta Pauline sucedió hace 30 años. En la actualidad, sus hijas guardan pocos recuerdos de aquel verano y hablan abiertamente con su madre sobre el tema, incluso bromean.
Uno de los aspectos que analiza el artículo de Carbajosa, es la focalización de la autora en el mundo de la mujer. En nuestra historia la protagonista es también una mujer, como en la mayoría de sus cuentos y que a menudo, viene representada por Munro como “casada (mujeres que se casaron jóvenes), muchachas sin gran altura intelectual, sexualmente activas, con voluntarias ataduras familiares que no aceptan como único destino y que saben dejar al margen; mujeres atentas a sus propios intereses, capaces de reconocer sus no del todo honrosas motivaciones; mujeres realistas y no siempre buenas: mujeres fuertes, decididas, con tesón y nunca estereotipadas … Mujeres que se niegan a creer que su destino está ya decidido, que ya no hay más que la realidad cotidiana, que lo que tienen es todo lo que hay, que en su vida no quede nada que ella o cualquier persona razonable no pueda prever.” Esto es exactamente lo que le ocurre a Pauline, todo es tan predecible “Cada mañana, Pauline se desliza de la cama en cuanto se despierta; se desliza fuera del alcance de los largos brazos y piernas de Brian, que adormilados la buscan. Se despierta con los primeros chillidos y balbuceos del bebe. Mara, en la habitación de las niñas, y luego con el chirriar de su cuna, donde la pequeña -tiene dieciséis meses y está llegando al final de la primera infancia- se levanta para agarrarse a los barrotes. Continúa con su suave y afable parloteo mientras Pauline la coge -Caitlin, de casi cinco años, se mueve de un lado a otro en la cama sin despertarse- y carga con ella hasta la cocina, donde la pone en el suelo para cambiarla. Después la coloca en su sillita y le da una galleta y un biberón de manzana, mientras Pauline se pone el vestido de tirantes y las sandalias, se dirige al baño y se peina, lo más rápida y silenciosamente que puede.” Esta es la vida de Pauline, sabe de memoria que ocurrirá a cada momento, la autora al escribir este fragmento transmite una mezcla de nostalgia y aburrimiento que nos hace imaginar perfectamente la expresión de Pauline mientras realiza sus deberes de madre. Es solo gracias al joven Jeffrey que ella consigue salir de este bucle sin final, de hecho Pauline cuando empieza los ensayos dice esto “Una vida que le parecía trivial y tediosa en comparación a la de la sala de ensayos: las horas dedicadas al esfuerzo, la concentración, los mordaces intercambios de diálogos, el sudor y la tensión.” Esta sensación de libertad, de ser la verdadera Pauline por unas horas la lleva a tener una historia con Jeffrey, con el que termina huyendo, lo que nos lleva a otro de los puntos tratados en el artículo de Carbajosa “Tras estas escapadas (a veces huyen de sí mismas) no siempre encuentran la satisfacción o la felicidad, ni el verdadero destino.” Esto es lo que le sucede a Pauline “Y, aun así, qué dolor. Seguir viviendo y acostumbrarse hasta que sólo sea el pasado lo que duela, y no cualquier presente posible. Sus hijas han crecido. No la odian. Por haberse marchado o no haber vuelto. Tampoco la perdonan. De cualquier manera, probablemente nunca la habrían perdonado, pero sería por alguna otra cosa.” después de haber huido de casa y haber tomado la decisión de abandonar a sus hijas y a su marido, llega a la conclusión de que tomara la decisión que tomara habría causado dolor, ya sea si volvía con su marido o si continuaba su vida con Jeffrey o sola. Un dolor al que tendrá que acostumbrarse, un dolor con el que tendrá que vivir el resto de su vida.
En conclusión, podemos decir que Munro relata de manera extraordinaria y sobre todo realista la vida, sentimientos y preocupaciones de las mujeres y del mundo que las rodea. Aun así tiene una visión moderna y atípica de la mujer, una visión feminista, de mujeres que no se rinden, que luchan por un cambio, que no se conforman con lo que la sociedad espera de ellas sino que intentan seguir su propio destino, incluso si este es incierto y en ocasiones no tiene un final feliz. Lo hace además, cambiando continuamente el tiempo y el espacio seleccionando de forma inteligente que información dar al lector, manteniendo el suspense y describiendo lugares y personajes singulares que nos dejan con una conclusión abierta a posibles finales.